Existen bases legales que determinan el rol que pueden cumplir las universidades en medio de un paro nacional u otros escenarios de conmoción social. Al cumplirse 24 días de las manifestaciones, ¿cuál es el rol de la academia?

En cada paro nacional que sacude al país, las universidades de Ecuador —en especial las de Quito— se convierten en algo más que centros de estudio. Para Malena Aldaz, docente de ciencias sociales, las universidades son refugio, tribuna, punto de encuentro “y, a veces, escenario de tensiones”.

En los paros nacionales de 2019 y 2022, las acciones en las universidades fueron desde la suspensión de clases hasta la apertura de sus puertas como espacios de acogida humanitaria. “Las universidades han jugado un papel crucial entre el ruido de las calles y el llamado al diálogo”, dice Cecilia Almache, estudiante universitaria, quien señala que este 2025 las acciones universitarias son distintas, ya que Quito no es epicentro de la protesta como otros años.

Almache y Aldaz coinciden en que, aunque su principal tarea es la educación, en tiempos de crisis social, su rol trasciende las aulas.

¿Son zonas de paz las universidades?

La Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) de Ecuador no menciona expresamente a las universidades como “centros de paz” en esos términos, pero sí incorpora artículos, principios y derechos que las facultan para cumplir funciones que se acercan bastante a esa idea de espacios de convivencia, diálogo, seguridad, no violencia e inclusión.

Desde el departamento de comunicación de la Universidad Central del Ecuador (UCE), al ser consultada sobre su rol en el paro nacional, se detalló que en los centros de educación superior existe autonomía responsable, cogobierno, igualdad de oportunidades, calidad, pertinencia, integralidad, autodeterminación para producción de pensamiento y conocimiento. Por ende, este 2025, la UCE no ha definido –como en años pasados– acoger a manifestantes, pero da apertura para que sus estudiantes –de manera aislada– tengan acciones como, por ejemplo, el centro de acopio que, desde el 13 de octubre de 2025 recibe donaciones a beneficio de personas de comunidades indígenas que han llegado a Quito.

Y aunque la LOES no describe a las universidades como “zonas de paz”, sí tiene disposiciones que hablan de la inviolabilidad de los recintos universitarios y de cómo se regula la participación de la fuerza pública (Fuerzas Armadas y Policía) dentro de esos espacios.

Textualmente la Ley dice: “Los recintos de las universidades y escuelas politécnicas son inviolables y no podrán ser allanados, sino en los casos y términos en que puede serlo el domicilio de una persona, según lo previsto en la Constitución y la Ley. Deben servir exclusivamente, para el cumplimiento de sus fines y objetivos definidos en esta Ley”. (AVV)

Universidades pueden proponer y moderar el diálogo

En los principios de la LOES se lee que la universidad no solo enseña e investiga, sino que también debe fomentar el diálogo, la diversidad, la inclusión y, por tanto, pueden funcionar como espacios para resolver conflictos y generar convivencia más armoniosa.

El último pronunciamiento de la academia en torno al paro nacional 2025 fue el 1 de octubre de 2025, cuando 14 universidades emitieron un comunicado pidiendo al Gobierno y la Conaie mostrar “voluntad política” y generar “un proceso abierto de conversaciones”.

A decir de Aldaz, las universidades gozan de autonomía garantizada por la Constitución y esa autonomía las coloca en una posición neutral “frente a intereses partidistas, lo que les permite actuar como intermediarias imparciales en conflictos sociales”.

A esto hay que sumarle que cuentan con recursos logísticos, espacios adecuados (auditorios, salones, campus seguros), personal capacitado en mediación, investigación, derechos humanos y gestión de conflictos. Esto les da capacidad técnica para albergar o facilitar mesas de diálogo.

Sobre esto, tanto la Conaie como el Gobierno, en declaraciones ofrecidas el 14 de octubre de 2025, mencionaron la intención de dialogar, aunque a la par se vivió uno de los días más tensos y violentos en Otavalo-Imbabura, con un saldo de más de 40 presos y, hasta el cierre de esta edición, más de una docena de heridos.