El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha tenido un mes bastante agitado, sobreviviendo no a uno, ni a dos, sino a tres supuestos intentos de homicidio, el más reciente de los cuales aparentemente involucró obsequios de mermelada y chocolate adulterados con productos químicos venenosos.
El presidente hizo esta afirmación a Fernando del Rincón de CNN el jueves, diciendo que los regalos contenían “concentraciones muy altas” de tres productos químicos, “y era prácticamente imposible que estos estuvieran presentes juntos en esos niveles”, a menos que los obsequios hubieran sido manipulados.
Esto ocurre apenas semanas después de otro supuesto intento de homicidio, cuando una multitud que lanzaba piedras rodeó el auto de Noboa mientras viajaba a un compromiso en la provincia de Cañar. Posteriormente, se encontraron marcas de bala en el vehículo, según la ministra de Energía, Inés Manzano, mientras que días antes, según Noboa, otra multitud lanzó bombas Molotov y cohetes caseros a su vehículo.
Si bien algunos críticos se muestran escépticos ante las afirmaciones en medio de la falta de evidencia disponible públicamente —sugiriendo en cambio que están destinadas a distraer la atención del creciente descontento público y las protestas contra el Gobierno de Noboa—, el presidente insistió a CNN en que la amenaza era real.
“No eran solo palos y piedras. Había cohetes caseros, cócteles Molotov, proyectiles que aún podían matarte… y desde lo alto, arrojaban piedras al parabrisas y al capó del auto”, dijo Noboa.
“Si uno de esos cohetes caseros te alcanza en el pecho o en la cabeza, te mata”.
Lo que no está en discusión es esto: al presidente de Ecuador no le faltan enemigos.
Noboa, de 37 años, heredero de un imperio bananero y una de las mayores fortunas de Ecuador, ganó su primer mandato completo este año con la promesa de aplastar a los “narcoterroristas” que convirtieron a su país de un faro de paz en el hogar de las tasas de homicidio más altas de América Latina.
Desde entonces, ha adoptado el enfoque de hombre fuerte y la agenda de mano dura contra el crimen que lo hizo tan popular entre los votantes en su primer mandato, lo que lo ha puesto en la mira de poderosos grupos criminales.
Sin embargo, no solo esas redes criminales se han vuelto en contra de Noboa. Con las tasas de homicidio en aumento nuevamente y el descontento creciente por cuestiones económicas, como el precio del diésel, Noboa está viendo cómo su antes notable índice de aprobación se desploma. En febrero de 2024, el 81 % de los ecuatorianos lo aprobaba, según la encuestadora local Cedatos. Esa cifra ha disminuido desde entonces a alrededor del 50 %.
En Ecuador, donde los presidentes tienden a ser “muy, muy impopulares”, de acuerdo con Laura Lizarazo, analista principal para Ecuador en la consultora Control Risks, ese sigue siendo un nivel considerable de apoyo, pero Noboa enfrenta una resistencia creciente de grupos indígenas y defensores de la sociedad civil por sus decisiones unilaterales y sus intentos de fortalecer su autoridad ejecutiva.
Particularmente impopular, especialmente entre los ecuatorianos rurales e indígenas, ha sido su eliminación del subsidio al diésel, una medida que ha provocado manifestaciones generalizadas; aunque también ha sido criticado por incluir al organismo de control ambiental de Ecuador en el Ministerio de Minería, lo que los críticos temen que debilite la regulación, y por sus ataques al poder judicial cuando falló en contra de varias medidas de seguridad, incluida la inmunidad total para las fuerzas del orden.
“Ha tomado algunas decisiones de política muy polarizadoras que no han sido bien recibidas por el público, y un ejemplo de ello es precisamente esta última ola de protestas (por los subsidios al diésel)”, dijo Lizarazo.
Durante las protestas, Noboa declaró estados de excepción en numerosas provincias. El movimiento disminuyó después de que Noboa amenazó con enviar a las Fuerzas Armadas para romper los bloqueos de los manifestantes. Posteriormente, el presidente accedió a bajar el precio del diésel en dos etapas en diciembre y febrero.
Un giro violento
Mientras tanto, incluso hay señales de tensión en torno al mensaje de “mano dura contra el crimen” que una vez hizo tan popular a Noboa.
Recientemente, la violencia en Ecuador ha tomado un giro dramático. Tras una breve tregua el año pasado, los homicidios aumentaron un 40 % en los primeros siete meses de 2025, mientras que la semana pasada explosiones de coches bomba sacudieron Guayaquil y mataron a una persona. Y en septiembre, hubo dos masacres carcelarias consecutivas.
Todo esto ocurre a pesar del despliegue de alto perfil de Noboa de unidades del Ejército en las cárceles y calles de las ciudades de Ecuador, así como la captura de su criminal más buscado durante el verano.
En su entrevista con CNN, Noboa reconoció el empeoramiento de las estadísticas de homicidios, pero respondió afirmando que un mayor porcentaje de los homicidios involucraba violencia entre criminales.
“Los números son similares a 2023”, dijo Noboa, “la diferencia es que en 2023, seis de cada 10 (de los homicidios) tenían antecedentes penales. Hoy, nueve de cada 10 muertes tienen antecedentes penales. Se están matando entre ellos”.
Algunos críticos cuestionan si el enfoque de mano dura de Noboa está empeorando la situación.
Noboa “piensa que usar el Ejército es la mejor solución para combatir las drogas”, dijo John Paul Pinto, analista político en Quito, Ecuador. “Y lo que estamos viendo aquí en Ecuador es que esa es una mala estrategia. Es una pésima estrategia. No está funcionando”.
“La seguridad no se trata solo del Ejército, la policía y la inteligencia”, dijo Pinto. “La seguridad se trata de (resolver) los problemas económicos, los problemas sociales y la participación del sector privado”.




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